
País ecológico número 1
Basándose en las expectativas de los consumidores austriacos y en las condiciones climáticas y topográficas existentes, que limitan las posibilidades de diversificar la agricultura, la política agrícola austriaca ha logrado promover métodos de cultivo "respetuosos con el medio ambiente". Esta orientación de la política agrícola se basó en una decisión tomada muchos años antes de que Austria ingresara en la Unión Europea. En lugar de promover la productividad y, por tanto, el aumento de los rendimientos por hectárea, la política agrícola austriaca introducida en los años 80 daba prioridad a la calidad de los alimentos sobre la cantidad.
La cumbre del método de agricultura respetuosa con el medio ambiente es la agricultura ecológica. Austria está considerada como el "país de agricultura ecológica nº. 1". Ya en 1927 Austria registró la primera granja ecológica del mundo basándose en los descubrimientos del famoso investigador y antropósofo austriaco Rudolf Steiner. Austria es también el primer país del mundo en establecer una normativa nacional para la agricultura ecológica, diez años antes que la primera normativa establecida por la Unión Europea. En la actualidad, más del 16% de los agricultores austriacos y casi el 20% de las tierras de cultivo se gestionan según las estrictas normas medioambientales de la agricultura ecológica. Esto demuestra cómo, en comparación con muchos otros países europeos, la filosofía austriaca considera que los productos ecológicos son algo más que productos de nicho. El objetivo es más bien conseguir que esta forma de explotación de la tierra, la más compatible con el medio ambiente, se extienda lo más posible para preservar la buena calidad del suelo, el agua y el aire para las generaciones venideras.
En la actualidad, más del 10% de la facturación de los supermercados austriacos procede de productos ecológicos frescos. Naturalmente, con una agricultura que respeta el medio ambiente reduciendo el uso de fertilizantes y pesticidas químicos, aumentando el uso de sustancias orgánicas, fomentando la rotación de cultivos y aumentando continuamente las normas de bienestar animal, es concebible que la política agrícola austriaca no tenga cabida para la biotecnología. La agricultura austriaca no cree que la ingeniería genética pueda aportar ningún beneficio y, sobre todo, el consumidor austriaco rechaza la biotecnología. Sin irrigación ni uso de pesticidas, los rendimientos del maíz austriaco son, por término medio, superiores a los de los Estados Unidos de América. Por lo tanto, el consumidor aún no ha visto ninguna ventaja que pueda aportar la biotecnología.
Hasta ahora, Austria ha conseguido impedir la producción de cultivos modificados genéticamente en el país y, por tanto, preservar los métodos de producción sostenibles de la agricultura y la alimentación austriacas. Además, están prohibidas las sustancias promotoras del crecimiento, así como la radiación; una estricta "Food-Act" garantiza un control eficaz. La calidad y la higiene son características de toda la cadena de producción, desde el establo hasta la mesa.
Imagen superior: © unsplash, Polina Rytova